domingo, 2 de enero de 2011

PLAN CERO - UN PROGRAMA PIONERO AYUDARA A GALICIA A DAR EL GRAN PASO

La reinserción social de los ex convictos, un objetivo marcado por la Constitución, tiene como punto crítico el preciso momento en que el ex recluso pone el primer pie en la calle. Pero es un proceso que comienza a trabajarse mucho antes, en el propio centro.
Un programa «pionero», explica el profesor de Sociología y coordinador del mismo Enrique Arnanz, desarrollará en Galicia, España y Europa por primera vez un proyecto que tiende puentes entre la cárcel y la calle para completar, a través de un convenio entre Instituciones Penitenciarias, el departamento de Trabajo y Bienestar de la Xunta y el Ayuntamiento de Curtis, este proceso de readaptación de los internos, que tendrá lugar en el centro penitenciario de Teixeiro. Los objetivos serán desarrollar habilidades, «reeducar» conductas para la convivencia o buscar empleo para minimizar el riesgo de exclusión social del colectivo.
Participan en este proyecto, que sus defensores han ampliado —antes solo participaban los colectivos más jóvenes— y pretenden exportar a otros centros, 74 de los 1.400 reclusos de Teixeiro, cuya salida será inminente. El módulo Nelson Mandela, con una mayor «autogestión» —explica la directora de la institución, Silvia Alonso— albergará los trabajos de socialización, la escuela de padres (a partir de septiembre), y las sesiones de formación
«Hay que hacerles ver incluso que no se puede cruzar con un semáforo en rojo», explica Arnanz
en búsqueda de empleo y educación vial. «Hay que hacerles ver incluso que no se puede cruzar con un semáforo en rojo. Es algo que todos tenemos interiorizado, pero que cuesta ver después de tanto tiempo aquí dentro», explica Arnanz.
La clave del programa, opcional, es que se mantendrá tras la vuelta a casa, como parte de las iniciativas de formación sociolaboral de la administración autonómica y dentro del II Plan Gallego de Inclusión.
En el módulo
Mandela, tan citado en los últimos tiempos a raíz del libro del periodista John Carlin, el biopic «Invictus» y el Mundial de Sudáfrica, está muy presente a la entrada del módulo que, con su mismo nombre, es el espacio asignado, dentro del centro de Teixeiro, al programa. En sus paredes reza una de las citas más conocidas del político: «Aprendí que el coraje no era la ausencia de miedo, sino el triunfo sobre él. El valiente no es quien no siente miedo, sino aquel que conquista ese miedo».
La mañana transcurre plácida y soleada en lo que parece un instituto con exceso de rejas —a través de las que los reclusos observan a los periodistas, que hoy son la novedad—, vallas y alambradas. La caja tonta está dentro de una caja metálica enrejada.
Los talleres se dirigen a una formación técnica y humana. Van desde las aplicaciones informáticas básicas (procesadores de texto, contabilidad, etc.) a clases de idiomas, actividades en los talleres de carpintería y manualidades, o en la biblioteca. «Necesitamos novela negra», bromea el profesor Arnanz.
Manuel, «el Alemán», de 33 años, se acerca al periodista con la mano tendida y presto a departir. Pretende regresar a Betanzos, donde está su familia, para dedicarse a lo que sabe hacer, pan. Comenzó a trabajar en el programa hace tres meses, y tiene muy clara una utilidad fundamental de los talleres: «Ayuda a que los que estamos aquí por delitos de violencia aprendamos a arreglar las cosas de otra manera». En 15 meses estará en la calle. Un compañero suyo, llamado Haito, griego de nacimiento, regresará junto a su gente, que vive en las Canarias, en cuanto «esto se acabe». Allí está su familia. Explica que domina, por cuestiones familiares, cuatro lenguas. «Ojalá yo pudiese», le dice la conselleira Beatriz Mato, que le anima a aprovechar esta condición en su regreso a la «vida real».
Ver de nuevo a la familia
La directora del centro penitenciario incide en que el reencuentro de los internos con sus familias es crucial dentro de todo este proceso. De ahí el desarrollo de la escuela de padres (la habrá también de madres, pero no de forma mixta). «Muchos han dejado en casa a un hijo se siete años y van a encontrarse con un adolescente de doce o trece», comenta. Otro escollo radica en que «unos y otros, el recluso y su familia, se han acostumbrado a vivir en la distancia».
«Hay gente que está bastante rota por el tema de consumos [de alcohol o drogas], por el tema de la violencia de género. El papel de la red de equipos de inclusión es fundamental», añade el profesor Arnanz.
Los presos de Teixeiro participan en un programa pionero para su reinserción social
Un total de 74 reclusos de la cárcel de Teixeiro, en A Coruña, participan en el programa Nelson Mandela, una iniciativa pionera en Europa que favorece la reinserción social de los presos que están en trámites para recobrar la libertad.
Este módulo es una apuesta clara por las personas y por eso estamos orgullosos de haber redoblado los esfuerzos para darle un nuevo impulso a este proyecto pionero», ha señalado la conselleira.
El programara, que se incorporará a los circuitos formativos homologados por la Xunta, ofrece una enseñanza individualizada con el objetivo de favorecer la reincorporación a la vida en libertad.
Así, se impartirán cursos de orientados a la búsqueda de empleo, al reencuentro con familiares - especialmente hijos -, o a habilidades prácticas, como la cestería, la marquetería o la serigrafía.
Este programa, que si tiene éxito se extenderá a otros centros penitenciarios del Estado, ya que «no abandona» a los reclusos cuando salen en libertad, sino que pone a su disposición un serie de ayudas y servicios para su integración en el mercado laboral como contratados o autónomos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario